lunes, 9 de diciembre de 2013

Historia oculta de la Música - Leoninus, Perotinus y el Renacer de la polifonía


¡Recordad!

Recordad aquel tiempo en que la musica mensurabilis nació.

Al mismo tiempo que los templos en la Europa Occidental comenzaban a elevarse hacia el cielo como nunca lo habían hecho, la música comenzó a elevarse a su vez de una manera ignota hasta entonces. Las catedrales se elevaban y así hacían también las voces de los que elevaban sus espíritus dentro de ellas. Pero, ¿fue la arquitectura la que elevó a la música o fue la superposición de voces la que alzó las bóvedas catedralicias y las portentosas vidrieras anunciando un período donde la luz volvería a iluminar las oscuras edades?


Nos encontramos en el S. IX y el Renacimiento Carolingio comienza a tejer su influjo en el ámbito musical. El numinoso documento llamado Musica Enchiriadis supone el comienzo de un proceso donde intenta recuperarse para la Iglesia un modo de hacer música abandonado hace mucho por el ámbito sagrado que en Europa solo pervivía en el paganismo que dio origen al movimiento trobadoresco, cuando el primer milenio de la Era Común había sido completado.


Existía en lo más profundo de un denso bosque un lugar de poder donde los Druidas invocaban a la Diosa Madre. Mucho tiempo después se elevó allí un templo cristiano que cuatro veces fue elevado y cuatro veces fue quemado. Cuando se elevó la quinta y definitiva vez pudo contemplarse aquel mágico edificio que contiene la fuente secreta del poder druida en su interior: la Catedral de Chartres, donde la geometría sagrada de los tiempos antiguos volvió a renacer gracias a los saberes que volvían del portentoso e inmemorial Oriente.

Así, la música tuvo que responder a la llamada. Lo que se reflejaba en la nueva arquitectura sagrada debía ser cantado. El Magister Leoninus, fue el elegido y compuso un arma alquímica de un poder absoluto: El Magnus Liber Organi.


Pero las catedrales seguían elevándose, quizá empujada por las nuevas alturas también alcanzadas en la música, y apareció así el sucesor de Leoninus, el Magister Perotinus, para llevar las oscuras enseñanzas inmersas en el Gran Libro del Órgano aún más allá... añadiendo a la polifonía a dos voces una tercera e incluso una cuarta.

Perotinus utilizó para este Acto de Poder una escala temporal que pocas veces ha sido igualada, extendiendo las melodías del canto llano y cruzándolas en un frondoso nuevo tejido: el contrapunto, donde las melodías batallan nota contra nota en una épica batalla de proporciones colosales como respuesta a la iluminación que bañaba los nuevos templos de dios. La música reflejaba entonces algo que solo se recuerda de los tiempos antiguos: la inmovilidad, un arquetipo olvidado, el símbolo sonoro utilizado por los antiguos para comunicarse con los dioses donde las quintas y las octavas se utilizaban para simbolizar a la eternidad fecundando al tiempo sagrado.


Pero la batalla se fraguaba en la distancia y los secretos que cantaban los trobadores, ecos de los tiempos remotos, se cernían sobre la Europa cristiana...

Bar-Gal
Gran Guardián del Metal Ancestral


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